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RITUAL PARA ATRAER FELICIDAD


En nuestros tiempos agitados, entre problemas y dificultades de todo tipo, es bueno saber que podemos aprovechar recursos que no cualquiera suele tener en cuenta. Existen ciertos rituales para atraer al buena suerte, que nos permiten modificar nuestra actitud hacia la vida, y nos confían de pequeñas actividades que pueden conducirnos por un camino menos tortuoso, más tranquilo y agradable, enfocando nuestras energías y nuestras mejores intenciones para ello.

Estas actividades, más o menos certeras, con creyentes y detractores, se han instaurado en nuestra sociedad actual, ayudando a quienes las eligen y ponen en práctica, pero debemos tomarlas con precaución: ya que se trata de actividades de fe, debemos ponerlas en marcha con pleno uso de conciencia.

Lo más importante a saber a la hora de poner en práctica rituales para atraer la buena suerte, es tener el corazón puro en ello. Nuestras intenciones deben de ser buenas e inocentes, buscando siempre el beneficio (propio o ajeno) y nunca el perjuicio o la malicia, ya que la movilización de estas energías oscuras y negativas podría hacerlas fácilmente tornarse en nuestra contra. Recuerda que el ingrediente principal de estos rituales es la sinceridad de la solicitud en cuestión: es nuestra actitud la que, en definitiva, permitirá la llegada de la fortuna, del amor y de lo positivo a nuestra vida, por medio de estas sencillas actividades llamadas rituales.

Algunas características a las que podemos poner atención, además de nuestra buena intención de pensamiento, son las condiciones en las que efectuaremos el ritual para atraer la buena suerte. Por ejemplo, el momento del mes más propicio para poner en marcha estos rituales es cuando la luna se halla en su cuarto creciente, de preferencia durante la primera noche de este ciclo.

Hay un día de la semana que es el más propicio para nuestro mayor potencial. En reglas generales, es el mismo día de tu nacimiento. Con ello, si naciste un lunes y en este mes la luna entra en su fase creciente un lunes, puedes realizar un ritual bienintencionado con toda tranquilidad, ya que estas dos condiciones representan un buen augurio.

También recuerda la buena educación: estar tratando con energías y no con personas no te excusa de ser cordial y cortés. Comienza con un pedido de permiso y termina con un agradecimiento. Esto, además de predisponerte en un estado más respetuoso hacia la actividad, hará que tu mente actúe tal y como si estuviese hablando con una persona de carne y hueso, lo que te ayudará a ordenar mejor tus palabras y acciones y darle mas efectividad al ritual de la buena suerte.

Ahora que ya sabemos el momento y el modo de hacerlo, veamos un ritual practico y sencillo para hacer nuestras peticiones. Lo que haremos será un ritual muy sencillo que nos ayudará a abrir nuestra mente y nuestro espíritu, para así poder recibir la buena suerte en todas nuestras actividades cotidianas.

Comenzaremos por reunir pocos elementos y despejar la mente, predisponiéndonos a actuar con fe y esperanza de que la buena fortuna está a punto de proteger todas nuestras acciones.

Los elementos que necesitamos son una copita de coñac, y siete velas de variados colores: roja, rosada, verde, blanca, azul, amarilla y naranja. Estos colores no son seleccionados al azar: la roja es para atraer el amor y la pasión; la rosada es para evocar la ternura; la verde es para atraer la prosperidad y el equilibro, junto con la abundancia; la blanca representa la pureza y las buenas intenciones; la azul refleja el honor y la verdad; la amarilla atraer la iluminación y la felicidad; y la naranja aleja las tristezas.

Para realizar el ritual, colocaremos las velas en una mesa o superficie (siempre atentos a respetar las medidas de seguridad al respecto), alineadas en el orden que deseemos. Al centro de las velas colocaremos la copita de coñac. Luego, iremos encendiendo las velas de a una, con la mente puesta en atraer la buena fortuna y la suerte en nuestras actividades, pero sin pensar en alguna en particular.

Dejaremos que las velas se consuman completamente, sin que se apaguen por causa de corrientes de aire, mientras pensaremos en lo bella que será la vida cuando la buena suerte golpee nuestra puerta. Al consumirse la última vela, beberemos de un sorbo la copita de coñac, en un verdadero brindis en honor a la buena fortuna que ya ha entrado a nuestra existencia.

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