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INTRODUCCION AL I-CHING


El I Ching se considera el Libro de Sabiduría más antiguo del Mundo actualmente en uso. Sus orígenes, en la China predinástica, son oscuros, pero sus conceptos fueron ciertamente utilizados durante muchos siglos antes de ser puestos en forma. A diferencia de los libros religiosos antiguos, sin embargo, no existe en el I Ching ningún dios que otorgue retribución al que hace mal o salvación al creyente. En vez de esto, encontramos la esencia destilada de la Experiencia de la Vida misma; el resultado de detalladas y esmeradas observaciones del Hombre y la Naturaleza, a lo largo de los siglos.

Es un interesante reflejo de la vida moderna donde el tipo de problemas sobre los cuales da guía el I Ching parecen ser problemas recurrentes en toda comunidad de la humanidad, y en cualquier forma de organización social. Los problemas que ocurren en las relaciones entre individuos, entre los individuos y la comunidad, y entre las comunidades, son independientes del tiempo y el lugar. La personalidad básica del Hombre ha cambiado poco, probablemente, en los milenios transcurridos desde que el I Ching fuera formulado por primera vez. Incluso en la actualidad, cuando las modernas gentes urbanas han conseguido, en no pequeña medida, aislarse de los ciclos de la Naturaleza, el Sol todavía sale y se pone; el agua todavía baja fluyendo hasta el mar; invierno, primavera, verano y otoño todavía se siguen inexorablemente uno al otro. A pesar del acelerado progreso de la ciencia moderna, la gran mayoría de las personas todavía sufren problemas para los que no parece haber una solución simple, ninguna base racional para elegir la acción. Sólo en las circunstancias más triviales podemos ver la relación causal entre un acto de nuestra parte y una predeterminada consecuencia a la que conduce. Cualquier pensamiento o acto que realicemos debe influenciar el mundo exterior, y viceversa, el mundo exterior debe influenciarnos a nosotros. Las ondas de cualquier suceso del universo deben finalmente llegar hasta cada uno de nosotros. No existe una respuesta simple a la cuestión de cuándo sucederá esto. Los científicos pueden predecir con exactitud el tiempo que tardarán la mitad de los átomos radioactivos de un gramo de material, en "decaer" y perder su energía extra. No pueden predecir cuál de los átomos decaerá realmente. Todo átomo es único. Semejantemente, toda persona es única y todo segundo de tiempo es único.

El l Ching se basa en el concepto de la sincronicidad. La situación única que nos mueve a pedir guía del I Ching, se mezcla con la caída de las monedas para producir un hexagrama que se sincroniza con nuestro problema. Si hiciésemos la misma pregunta más pronto, o si la hiciésemos más tarde, podríamos obtener un diferente hexagrama con una guía diferente. Una serie infinita de la misma pregunta nos daría una serie infinita de hexagramas, pero esto no nos sería de valor. Lo que nos concierne es cuál es el mejor consejo en este momento particular. Una pregunta particular sólo debería hacerse una vez al día. Usualmente el consejo que recibimos en la primera ocasión, seguirá siendo relevante durante, días, semanas o incluso meses. Seguir haciendo la misma pregunta implica una falta de respeto para el consejo que el I Ching ha dado. Incluso la persona más sabia se sentiría insultada si sus opiniones fueran continuamente rechazadas como no apropiadas al problema planteado. Cuando tenemos el mejor consejo no hay necesidad de buscar otros puntos de vista, sino meramente de actuar de acuerdo con él. Sin dudas nuestras acciones, consciente o inconscientemente, afectarán al futuro de modos que no podemos imaginar.

En cualquier situación existen una multitud de posibles cursos de acción. La ruta que el I Ching sugiere es la que habría de seguir la persona sabia. Es también el curso de acción que se halla en sintonía con las Leyes de la Naturaleza, la inevitable moralidad del Universo. En el texto original, el énfasis se coloca a menudo sobre las cambiantes estaciones. No tiene sentido plantar en invierno una semilla de verano; no soportará el frío, y por tanto no podrá crecer y florecer. Hay tiempos buenos para todas las cosas. Tenemos el libre albedrío de plantar nuestras "semillas" en la época equivocada del año, pero nuestra libre elección está condenada al fracaso si nos alejamos demasiado de las leyes naturales. Cómo actuemos ante el consejo del I Ching dependerá en última instancia de nosotros. En ciertos momentos se requiere acción, en otros no se puede hacer progreso alguno y debemos conservar nuestros recursos o hacer planes alternativos.

Cualquier problema planteado al I Ching debe ser fraseado de tal modo que el significado de la respuesta sea claro. No podemos hacer una pregunta doble, pues no seremos capaces de decidir cuál de ambas preguntas está siendo respondida. La pregunta debe ser directa, de modo que la respuesta sea también directa. Cómo actuemos exactamente ante el consejo es algo que, en definitiva, deberemos decidir nosotros. Si la respuesta parece oscura, habrá obviamente necesidad de discutirla con otros. Podría ser con un profesional especializado en interpretar el I Ching en el contexto de los problemas de otros o, más a menudo, con un familiar o amigo cercano. Si no hay nadie disponible, reflexionemos sobre la respuesta durante veinticuatro horas. Si todavía sigue sin estar claro, deberíamos intentarlo de nuevo, quizá con la pregunta expresada de un nuevo modo.

¿Qué ocurre si no podemos formular una pregunta particular, o meramente deseamos conocer la situación general y los proyectos? En este caso debemos abordar el I Ching como un amigo sabio. Concentrarnos meramente en la agitación de las monedas antes que en una pregunta específica. El hexagrama nos será entonces aplicable de modo general, y debería ser interpretado de acuerdo con ello.

La mayoría de los estudiantes serios del I Ching comienza pronto a guardar su propio diario de preguntas, situaciones, respuestas e interpretaciones. En éste se pueden también anotar los acontecimientos conforme se desenvuelven posteriormente. Sólo de este modo se descubrirá el verdadero significado del I Ching.

Una consideración apropiada del significado y simbolismo de las líneas que constituyen el hexagrama llenaría muchos libros, y en verdad que ya se ha hecho así. En los textos de las interpretaciones de este programa sólo se han tenido en cuenta los trigramas "externos": superior e inferior, que constituyen cada hexagrama. Hay también trigramas "internos" que comprenden las líneas 2, 3, 4 y 3, 4, 5 respectivamente. En añadidura, cada línea individual tiene un significado particular, tanto al ser tomada como línea móvil, como por su propia posición particular, que representa diferentes relaciones familiares y sociales.

Los ocho posibles trigramas tienen cada uno una impresionante lista de atributos asociados con ellos. Nuevamente, sólo se han tomado en consideración los tres primeros de éstos, derivados principalmente de la observación de las fuerzas cambiantes de la naturaleza.

Estas breves notas que estás leyendo en este momento, son sólo las orillas del I Ching. Una vez que hayas pasado por el umbral que ofrece, y cuando quieras una apreciación más profunda de él, busca el texto completo, luego los comentarios sobre él, y finalmente sus ilimitadas ramificaciones y aplicaciones que han sido desarrolladas a lo largo de los siglos. El Camino no es sencillo, pues en el Mundo del I Ching no podemos escapar a nuestros problemas. Deberíamos cargar nuestro peso a espaldas, y actuar de acuerdo con nuestras responsabilidades. Sólo entonces podremos adaptarnos a la Vida y a todo lo que trae consigo. No existe ningún atajo, ninguna droga, ningún ritual, ningún método de "cinco-minutos-por-día" para encontrar la Verdadera Vía. La Vida es una Experiencia Total y la Realidad surge de Dentro.

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