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SUEÑOS (78):

SUICIDIO: Es un sueño muy poco frecuente que suele revelar la necesidad de reformar o suprimir una zona de la propia personalidad, o la existencia de un serio pesimismo que equivale a condenarnos a la infelicidad. Sea cual sea en cada caso la interpretación más adecuada de las dos, el sueño nos aconseja acudir cuanto antes al psicoanalista. También es muy conveniente intentar recordar si recientemente se ha soñado con la destrucción (casual o deliberada) de algún objeto con el que nos sentimos íntimamente identificados o hacia el cual sintamos un profundo afecto, lo que revelaría que, consciente o inconscientemente, el suicidio ronda por nuestra mente.

TAMIZ: Simboliza la angustia, por tener que abandonar algo que queríamos, o por el temor de ser desechados como escoria en lugar de ser elegidos como lo mejor.

TAPIZ: Un tapiz corto y espeso augura abundancia; amplio y delgado, longevidad; mientras que pequeño y ligero siempre será de muy mal augurio.

TARDE: Los sueños suya acción se desarrolla por la tarde nos hablan de que el tiempo que resta es limitado, que se acerca el declive y que el fin estará tanto más próximo cuanto más cercana está la noche. Y según sea la tarde, clara, limpia y agradable, o triste, nublada y desapacible, aportará al contexto del sueño una mejoría o un empeoramiento al pronóstico del mismo.

TATUAJES: Significa una definición de propiedad; por lo que quien se hace marcar a sí mismo con un tatuaje es que desea mostrar su dependencia de aquello a lo que alude el tatuaje; las iniciales y los corazones tatuados en la piel de los enamorados son una clara demostración de este hecho. Y este mismo significado es el que mantienen en los sueños, por lo que lo primero que debemos hacer es buscar el simbolismo del tatuaje soñado, que nos descubrirá en qué creemos o de qué desearíamos depender.

TAXI: Los sueños en los que interviene un medio de transporte que no conducimos nosotros mismos siempre implican un cambio en nuestra vida en el que nuestras iniciativas se hallan coartadas; en mayor grado en el AUTOBÚS y demás medios de transporte colectivo y mucho menor en el taxi, ya que en éste no nos coarta el compartirlo con otras personas (o muy poco si alguien nos acompaña), y porque al ser nosotros quienes determinamos el lugar de destino nos hace coparticipes de la conducción, del destino que el viaje simboliza. Si en el sueño nos limitamos a ver un taxi, indica que recibiremos una proposición que puede significar un cambio en nuestra vida, pero que todavía no estamos decididos a aceptarla. Si subimos al mismo, o ya nos vemos en su interior, es que el cambio se producirá y que a pesar de que comporta ciertas limitaciones a nuestra iniciativa personal, podremos participar activamente en nuestro propio destino. Y lo que ocurra en el sueño, así como nuestras reacciones, nos revelarán cuál será nuestra actitud ante los hechos que se avecinan y cómo afrontaremos el cambio.

TEATRO, CINE, TELEVISIÓN: Son sueños bastante frecuentes, si bien el papel preponderante que antes tenía el teatro va siendo sustituido en forma creciente por el cine y la televisión, paralelamente a lo que sucede en la vida diaria. Y es que allí, en cualquiera de los tres medios, se representa una acción, una trama que en muchas ocasiones sintoniza con nuestras vivencias personales, y luego, en el sueño, revivimos esta parte de la obra visualizada con la que nos sentimos identificados; en cierto modo aprovechamos un argumento externo para actualizar en la conciencia un problema propio. Otras veces utilizamos el escenario para actualizar en una representación problemas que subyacen en nuestro interior, y hacerlo en una forma menos “incruenta” para nosotros mismos. Pero sea como sea, la complejidad y dificultad en la interpretación de los sueños de espectáculos reside precisamente en el hecho de que nuestra intervención puede ser muy variada, pues tanto podemos soñarnos como actores, directores, filmadores o espectadores, lo que indica el papel que en cada caso desempeñamos o desearíamos desempeñar en la vida, y el argumento (como hemos dicho) sintoniza con nuestras propias vivencias conflictivas. Todo ello debe ser analizado cuidadosamente, pues por una parte nos dirá si en la vida adoptamos el papel de espectadores, lo que revela un talante receloso o tímido; si dirigimos la obra, nuestra tendencia a dominar o intervenir en la vida de los demás, y si la filmamos, que nuestra participación a pesar de ser activa también es algo recelosa, pues nos mantenemos distanciados de lo que sucede en la realidad, a menos que al proceder a filmar no hallemos el lugar adecuado para hacerlo, lo que revelaría que tampoco en la vida real estamos muy seguros de cuál es el lugar que realmente corresponde. Pero lo más frecuente es que seamos actores, a veces contra nuestra voluntad (lo mismo que ocurre en la vida), a veces viéndonos con ropas ridículas (lo que revela timidez) y otras representando una obra que nos es conocida o se relaciona directamente con nuestra propia vida. Sea cual sea nuestro papel en el sueño, como colaboradores o espectadores, es mayormente lo que sucede en el escenario lo que hay que analizar y comprobar qué es lo que sintoniza con nuestras propias vivencias, para hallar cuál es el problema que consciente o inconscientemente nos preocupa y que el sueño quiere revelarnos.


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