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SIGNIFICADO DE LOS SUEÑOS (86):

VESTIDO: Son sueños relacionados con la imagen que queremos proyectar hacia los demás. Un sueño en que nos vemos mal vestidos, indica una mala adaptación profesional; un traje impropio de nuestra edad, significa falta de madurez; si es excesivamente anticuado, excesivo apego a prejuicios ya caducados; si es demasiado fantasioso significa exceso de vanidad. Es posible que también podamos soñarnos con el traje sucio, roto o manchado, lo cual siempre simboliza el íntimo desagrado por algo que hemos hecho recientemente y que no se ajustaba a nuestro propio código moral. Son sueños de una infinita variedad y riqueza de matices, pero que son fáciles de interpretar si comprendemos bien el mecanismo mediante el cual hemos interpretados los ejemplos anteriores, a los cuales debemos añadir el simbolismo de los colores cuando éstos son muy aparentes o chocantes.

VIAJE: Significa un cambio de situación en el soñador. Cuando en el sueño el viaje sólo se inicia, pero sin detalles del mismo, es decir, hacemos las maletas, vamos a la estación o al aeropuerto y aquí finaliza el sueño, o luego ya nos vemos en una isla paradisiaca o un lugar de recreo, entonces lo que existe es el deseo o el temor a que algo cambie en nuestra vida. Es el caso de cuando agobiados por los problemas de la vida diaria desearíamos poder evadirnos de la realidad y soñamos con un viaje; pero en este caso el sueño siempre se acompaña de una sensación de alivio, de un sentimiento de alegría. Pero también existen otros sueños similares cuyo ambiente es triste o melancólico, son aquellos sueños que indican el temor a un cambio, a la pérdida de un ser querido, de una posición, el recuerdo nostálgico de una patria lejana. Y siempre son sueños cuya interpretación es tan evidente que no ofrece la menor duda. Y si en lugar de partir nosotros quien parte es el ser querido, el temor o el deseo de perderlo es mucho más evidente.

VÍVORA: En los sueños, la víbora tanto puede simbolizar algún poderoso impulso interno todavía no integrado en la jerarquía consciente de los valores morales, que puede ser muy peligroso para nuestra estabilidad psíquica, como el temor a traiciones procedentes del exterior. Son las circunstancias personales del soñador y el contexto del sueño lo que nos aclarará si el origen de la traición es interno o externo; si nos traicionan o nos traicionamos nosotros mismos.

VID, VINO: El vino simboliza la riqueza y el conocimiento al ser un producto típico de la civilización que sólo puede lograrse aunando una serie de factores que ya de por sí implican riquezas y conocimiento: un clima templado y soleado, cepas fecundas y seleccionadas, trabajo y constancia en su cultivo, conocimientos especializados para su fermentación y crianza y, por último, cuidados casi maternales para su mejora y conservación. Y a todo esto podemos añadir su fruto, el racimo de uvas, símbolo de fecundidad y sacrifico.

VIENTO: Anuncia acontecimientos importantes, tanto mayores como más violento sea el viento, que en su forma extrema origina la tempestad y los torbellinos. Y el viento huracanado tanto si es creador como destructor siempre es renovador, tanto removiendo y trastocando las cosas ( o nuestra conciencia) o destruyéndolas, obligando a empezar de nuevo, a reconstruir. Y es curioso y significativo que los árabes (maestros en el simbolismo y la interpretación de los sueños) imaginaran que Dios creó al caballo mediante una condensación del viento del Sur, que lo imaginaran como un viento solidificado. Pues si el Islam llegó a dominar medio mundo fu gracias al caballo que le dio a sus ejercitas la rapidez y capacidad de destrucción más eficaz, pero efímera, también típica de las tempestades. Pero el espíritu, que generalmente simbolizamos como luz, también es viento, es el hálito creador de la divinidad. Por lo que en el terreno espiritual podemos afirmar que cuando en sueños se acerca la tempestad es que se acerca una conmoción espiritual y, según los místicos Dios puede aparecerse tanto en un suave murmullo del aire, como en un terrible huracán. Y es que, como hemos dicho, el viento desencadenado siempre presagia los cambios trascendentales, mientras que la suave brisa es el anuncio de una tranquila evolución, de un cambio que nunca será traumático. Por último, y en un nivel más inmediato, más material, el viento tanto puede ser el anuncio de grandes cambios económicos, profesionales o sentimentales, como una advertencia contra nuestra inconstancia o nuestra vanidad, que también esta última nos hace cambiar de opinión o de objetivos cuando nos adulan.


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